martes, 30 de diciembre de 2014

Te dije que lo haría

Te dije que si tú caías, caería contigo. Te prometí que si algún día te pasara algo, mi final sería el mismo que el tuyo. Moriría a tu lado, contigo, a la par.
Y eso hice, me dejé morir.
Al lado de mi amante, mi mejor amigo, a quien defendí con uñas y dientes, quien supo ahogarme a besos en cada playa, cada banco, y quien fue capaz de callarme las penas y curarme las promesas, en aquella rotonda en dirección a ninguna parte. Esa rotonda, es inútil, no sirve para nada.
Solo se construyó para que me besaras por primera vez en ella, sin más.
Y le hemos dado buen uso, para despedirnos en ella.
Estaría dispuesta a volver a utilizarla, unas veintisiete veces más, solo si volviese a mi lado la persona que ha muerto en ti. Tu físico es tan solo una visión equivocada de lo que escondes, o lo que intentas esconder.
Sólo sé que he muerto con alguien a quien le he regalado dos años de mi vida, y estaría dispuesta a regalarle dos vidas más de mis años. Poco más.
Y esto es lo que me queda de ti al fin y al cabo, letras, fotos y recuerdos.
Pero tú te llevas todo lo que tenía, ya no me queda nada.
He vuelto a nacer, y espero que sea para volver a morir a tu lado, pero esta vez dos vidas después. Hoy tampoco te olvido.

jueves, 18 de diciembre de 2014

Cualquier 13 de julio

No, no sé qué es volar. Pero puedo sentir algo mejor con tus caricias.
Ven y acaríciame que esta noche es mía. Que esta noche es tuya. Que esta noche es nuestra. Que esta noche trata de literatura enredada en sábanas de invierno, o en arena. No importa cuando, cada noche nuestra será 13 de julio. Aunque esta noche estemos a cero grados de temperatura, si vienes, será 13 de julio. Vamos a dejarnos de canciones tristes y vamos a tentar a la suerte.
Tal vez los recuerdos queman, pero nunca queman lo suficiente como para dejar de escribirte a ti.

          "No importa el camino que escojamos, vamos a acabar igual".

miércoles, 17 de diciembre de 2014

Subsconciente

Podrías dejar de ser, por un minuto, el protagonista de todas mis pesadillas. En las que tú te corres y mis lágrimas huyen detrás de ti. Donde tú estés, allí estará la razón de mi existir; esparcida entre los treinta y dos lunares de tu pecho. Llámame loca, llámame ilusa, grítame a nuestros sueños y a nuestros siete mares de caricias que no volverás. Porque seguiré esperándote. Porque nos he roto, nos has roto. Nada debería ser como lo es ahora, tú lo eres todo para mí y  me has dejado aquí, con las manos vacías, con trozos de cristal entre los labios.

Déjame buscarte, y sin dudarlo te buscaré. Pero no me evites. Si olvidas te arriesgas a que yo olvide. Pero vuelve. Que ya no sé que es besar si no es con tus labios. No me dejes en los huesos, ven y alúmbrame el mundo otra vez con tu voz. Que ya no puedo estar sin ti.

Vives en mis recuerdos de ocupa, así que coge la puerta y vete. O cierra con llave todas las puertas y las putas ventanas y quédate para siempre. Pero no tengas la cara de colarte en mis sueños así porque sí, simplemente porque te ame.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Hoy te abro mi pecho, así como tú un día me abriste las alas.

Necesito besarte en cualquier rincón cerca del mar sólo para sentirme un poco menos vacía. No me importaría vivir aferrada a tus mundos inertes, ni a tus mil demonios, solo para estar contigo. Esto es lo que me hace amarte así. Bestia. Fiera. Voy a pedirte que cuentes mis pasos, de aquí al olvido, ida y sin vuelta. Cuéntalos. Prométeme que lo harás. Que volverás a mirarme con los mismos ojos con los que me mirarías cualquier trece de julio en mitad de aquel campo de fútbol. Porque volveré, así como tú volverás.

jueves, 11 de diciembre de 2014

¿Qué es besarte?





¿Qué es besarte?


Es ese silencio que separa mi ventana de la tuya,
ese silencio y unos noventa y siete kilómetros más.
Es arrancarme el corazón y tirarlo al vacío, para escribirte a ti.
Es quemarme las dudas, veintisiete dudas sobre la anatomía de tu espalda.

Es pedirte a gritos que no me dejes aquí sola,
Y que no te vayas.
Que te quedes aguantándome otros dos años

un poco menos destructivos que estos.

A ti




A ti, que tal vez ya no recuerdes mis labios
y que tal vez ya no cuentes mis pasos
ni congeles mis heridas al pasar.
A ti que ya no mides el calor de mis labios al bes... Ah, No.
Ya no me besas. Pero podrías hacerlo, me muero porque lo hagas.

 

martes, 9 de diciembre de 2014

En veintisiete suspiros te irás, quizá más. La ventana se queda abierta por si quieres regresar, ya sabes, vuelve. Te dejo la puerta entornada, pero no hagas ruido. Puedes despertar mis ilusiones. Te cuento hasta veintisiete para que vuelvas.

Vuelve, vuelve cuando quieras

Tal vez sea cierto eso de que el fuego de las penas se apaga con llantos largos, que a veces hay lágrimas que marcan a fuego su camino hasta el corazón y por eso dejan huella.

Cada día entiendo menos por qué te fuiste y la vida tiene menos sentido sin tus "Buenos días reina" . Tu ausencia me vacía las venas, ya no existe sangre en mi cuerpo, sólo hielo. Ya no hay más que hielo en este alma vacía y seca donde tan sólo retumban los alaridos de mi voz, apagada. Tal vez no sea mala idea quedarme toda la vida aferrada a tus recuerdos, al fin y al cabo eres lo único que ha sido capaz de calarme hasta llegar a lugares en mi interior que ni yo misma conocía. Te adentraste en mi vida con una facilidad totalmente a la inversa de la dificultad que implicaría que salieras de ella. Tal vez no salgas nunca, tal vez te quedes para siempre. Tal vez vuelvas un lunes o, ¿Quién sabe? Tocarás a la puerta, y yo te dejaré pasar, una vez más. Prefiero sufrir contigo a seguir con los pies sobre el suelo sin ti, aunque eso sea prácticamente imposible. Por eso me elevé, levanté los pies del suelo e intenté volar. Pero yo no sé volar sin el roce de tus labios ni tus brazos rodeando mi cintura, ya no sé volar. Tampoco sé amar si no es amarte, no sé amar a nadie que no seas tú, mis ojos verdes, mis treinta lunares de primavera.
Vuelve, vuelve cuando quieras. Pero esta vez quédate. Quédate como si no fueras a irte cualquier veintitrés de noviembre.
Vuelve, vuelve cuando quieras.
Quédate, porque quieras.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Verano: Una despedida más

Le abracé como si no existiera un mañana y una lágrima se deslizó por mi mejilla.
—Deja de llorar. Lloras como si fuera Septiembre, pero el verano aún no ha empezado. Me dijo mientras rodeaba con sus brazos mi vestido negro.
En el fondo siempre supe por qué lloraba, ese era el problema. Sabía por qué lloraba.

—Te quiero demasiado, y tengo miedo de perderte, no te imaginas el vacío que quedaría en mi vida si te fueras, no quiero que te vayas nunca.— Le lloraba convencida. 

Sabía de lo que hablaba. Ya pasó una vez, ¿Por qué no dos? Espero que esta vez no sean veintisiete. Le conozco demasiado. Por mucho que haya cambiado sigue siendo él. Lo sé. Dentro de un tiempo cuando se quite la coraza, volveremos a ver al chico del que yo me enamoré. Pero, ¿Y si la coraza se le queda atascada? Bah, es listo, sabrá volver.

—No me iré, te lo juro, te lo prometo... te lo juro...— Me secó las lágrimas y me sonrió.

Le besé y me volví a mentir a mi misma. No era él quien me engañaba con su sonrisa, era yo quien me obligaba a mí misma a creerle.

Pasó la noche como si la vida se hubiese pausado hasta que volviera a verle. El Sol despejaba aquella mañana de verano como si intentara deslumbrar mi mente, hacía calor y la vida me lo hacía a propósito. Sabes que me gusta el frío... Para. Por favor. Pero el Sol quemaba y me quemaba... parecía querer derretirme las ideas. 

Sentía el mar cada vez más lejos... Hasta que ya no había mar y descubrí que mi libertad se había quedado atrapada en el perfume de la arena... O de su piel.

                     Me quedé atrapada en su piel, sobre la arena.

Ojalá algún día beses mis heridas

Ojalá que vuelvas, ojalá que algún día vuelvas, y que esta vez sea para quedarte. Me guío por estos destellos de cristal derritiéndose al son en que tus pasos se desvanecen hacia algún lugar que desconozco.
Intento callar con otros labios tus palabras, silenciar tu voz con otras voces en mi mente, voces que poco a poco van adueñándose de ella como si de un territorio por el que matar se tratase, pero no, es mi mente. Una mente enferma, enferma por la huida de tus pies rumbo a algún lugar, algún lugar lejos de aquí. Ese lugar lejos ya no es a mi lado. Ojalá que vuelvas y beses mi heridas, que me susurres al oído una canción de cuna y me adormezcas con tu voz de niño, cuya no recuerdo.
Te has marcado en mi piel, en mis huesos, y hasta en mi propia alma. Te pertenezco pero tú no perteneces a nadie, tampoco eres cociente de que te pertenezco. Tampoco eres cociente de nada, ni tú, ni yo. Mi mundo inerte solo se dirige al camino en que tus recuerdos, como trozos de cristal por un sendero eterno, me guían. Tal vez esté ciega, o tal vez sólo respiro. Pero si tengo que respirar, quiero que sea en tu pecho, si no... ¿Para qué? ¿Para qué voy a respirar lejos de la vida? ¿Para qué seguir insistiendo...? Tal vez nunca vuelvas, o tal vez nunca te vayas. Digas lo que digas, sigues aquí. Te siento. Me sientes. O no. Solo sé que nunca te irás de este pequeño rincón, estamos encadenados, por demasiadas promesas... ¿Recuerdas? Tomaste mi mano bajo la luz de la luna, y juraste que nunca te irías de mi lado. Y así hiciste. Te quedaste. Te quedaste marcado a fuego en mi piel, te llevaste un trozo de mí. Te llevaste demasiado de mí. Quizás te llevaste todo y algo más. Si no vas a irte, acomódate, nos queda una vida juntos, quizá dos, o tres... o veintisiete.
                                                            
                                                     Veintisiete vidas por ti,
                                                                     y unas cuantas más.
                                  Te quiero.

domingo, 7 de diciembre de 2014

¡Cállate, corazón!

El corazón
no deja de gritar tu nombre
no aguanto más
necesito tus labios
necesito tu piel
necesito el iris de tus pupilas
muero por verte dormir
tal vez te quiera
o
tal vez no
tal vez, sea una obsesión
¿Y si no lo es?
Tal vez lo sea
Sí, será.

Ya no puedo quedarme a tu lado,
ni un minuto más,
ya te has ido
no quieres volver,
no volverás
tal vez sí
o
tal vez no
quién se fía del reloj
o del destino
regálame un último día de verano
o, arriésgate...
de invierno
tal vez vuelvas
o tal vez ya no
esta vez no
te has ido
pero sigo aquí
¿Me quedo...
o me voy?
Me quedo esperándote,
un mes,
dos,
tres,
hasta que se apague el humo del café.

Es estúpido aferrarse a una ciudad en ruinas

Juraste que no te irías, lo juraste, y lo perjuraste... Pero quizás toda la culpa no fue tuya, quizás el destino no nos quiso juntos. Ahora te imagino, cogiendo otra mano, besando otros labios y el mundo se me derrumba.
Intento engañarme, intento pensar que a pesar de todo, ya te he olvidado. Tampoco es cierto. Pero vivimos en un mundo de mentiras que... ¿Qué mas da por una más? No es justo sentir este inmenso vacío, este vacío que has dejado aquí. Ojalá tuviera tu capacidad para olvidar. Llévate los recuerdos al menos, no te los dejes aquí.

Ya no queda nada, tus labios no me pertenecen, ni tus manos, ya no puedo suspirar bajo tu barbilla, tampoco escalar tu espalda hasta llegar a tus oídos y decirte lo que siento, y tal vez sienta siempre. Ya sólo puedo mirarte de lejos, contemplarte y pensar, ¿A dónde a ido esa persona de la que yo me enamoré? ¿A dónde van las personas que cambian? ¿Por qué cambiaste? Quizás ya no te importe... o quizás nunca te importé. Ya no queda nada, todo ha cambiado y nada volverá a ser lo que era. Ya no pertenezco aquí, solo quedan recuerdos inertes y las ruinas de mi corazón.