lunes, 20 de noviembre de 2017

Siempre Eternos

Decidió marcharse, porque así hubo de ser.

— Vuela, vuela lejos, que ahora vuelas solo. Porque así debe ser la vida y yo jamás cortaría tus alas, aunque por dentro me parta en dos.— Fueron sus últimas palabras al viento.

Cada día sin verle reír, era un día de su vida que sentía haber desperdiciado.

El invierno había llegado. Había llegado para todos menos para ellos, para ellos siempre fue verano. Decidieron revelarse en contra de todo.
Él se estaba muriendo de frío, tenía que correr, huir, ponerse a salvo;
y los brazos de ella, que tanto tiempo le había estado esperando, fueron el escape perfecto.

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